El Volkswagen Jetta se ha convertido en un auto de culto en México. Ese que "todos tienen en la cabeza" —y algunos hasta en un altar— ha sido objeto de deseo desde aquellos viejos años en que compartía el piso de los concesionarios con el Vocho y se hacía llamar Atlantic. Su modelo 2019 marca la llegada de la séptima generación; estrena rostro, plataforma y tecnología, y da un giro a su estrategia.
Hablar de su historia en México es hablar de altos y bajos. Hubo generaciones alabadas por su manejo y calidad; hubo otras criticadas por recortes de costos y rezago tecnológico. El Volkswagen Jetta 2019 da borrón y cuenta nueva para recuperar el prestigio de sus años dorados. ¿Se lo permitirán sus competidores, que no han malgastado el paso de los años? Lo hemos puesto a prueba.
El diseño es continuista y fanático de Audi
Volkswagen nunca ha sido una marca de transformaciones radicales en términos de diseño. El Jetta 2019 sigue la escuela del Golf —con el que por muchos años compartió, literalmente, todo— y mantiene el estilo horizontal de la generación pasada, aunque con los rasgos propios de la última ola de modelos de la casa.
Buena parte del peso visual del frente se concentra en la parrilla cromada, que al menos en la versión Highline se integra con el dibujo de las luces de conducción diurna de LED. La silueta es la de un sedán tradicional y la cintura va perfectamente marcada por el paso de las manijas. El trazo maestro se desvanece en las calaveras rectangulares y afiladas, fuertemente inspiradas en las del Audi A4. No es la primera vez que un Jetta toma prestada la parte trasera de un Audi y lo interpreta al estilo de Wolfsburg.
Es de los compactos más grandes. Mide casi lo que el Volkswagen Passat a la venta en Europa.
Si lo notas muy largo, es porque mide casi lo que un sedán de una categoría superior. Al no tener que pensar ya en el mercado europeo, el nuevo Jetta puede darse el lujo de crecer todo lo necesario para gustar al cliente americano, ése que valora los autos por cantidad de lámina. Mide 4.69 metros de largo y con ello se consolida como uno de los más amplios del segmento C.
En el habitáculo hay buen lugar para rodillas, cadera y cabeza en las cinco plazas, aunque quizá cuatro adultos viajen más cómodamente por la disposición del túnel central, que resta algo de espacio para pies al quinto pasajero. De cualquier modo, es un auto apto para viajes largos, sobre todo al saber que la cajuela ofrece una inmensidad de 510 litros.
La cabina no echa en saco roto los consejos del Golf
Uno de los puntos más criticados de la generación anterior era la calidad de los acabados, sobre todo durante los primeros años. El Bora —que no era más que un Jetta de quinta generación— había dejado la vara muy alta con plásticos acolchados y calidad referente; el Jetta VI lo reemplazó con interiores de superficies rígidas y brillosas —acompañado de otros recortes de costos— que afortunadamente nunca se vieron en el Golf de aquellos años.
El salto en calidad respecto al Jetta anterior es abismal. Ensambles y materiales se llevan nota sobresaliente.
Para la séptima generación, el Volkswagen Jetta recupera el buen sabor de boca que deja la cabina del Golf. El nivel de ensamble es impecable y la mayoría de los materiales son agradables al tacto. La pantalla de 8 pulgadas con un contorno terminado en negro brillante realza la sensación de "coche caro". Sigue habiendo algunas supericies rígidas en la consola central y en los paneles de las puertas, pero no hay razón para alarmarse cuando todos los sedanes de su categoría son así.
El sedán compacto de Wolfsburg quiere resaltar del resto con la posibilidad de equiparlo con elementos de un segmento superior, tal y como lo hizo aquel Jetta de cuarta generación a principios del milenio. Así, la versión Highline se viste con iluminación ambiental en 10 colores a elegir, asientos con ventilación y calefacción, asistente de luces altas automáticas y asiento del conductor de ajuste eléctrico con memoria.
El resto del equipamiento, a decir verdad, no tiene mala pinta. Encontraremos un espejo retrovisor electrocromático, cámara de reversa de buena resolución, llave inteligente, climatizador automático de doble zona, freno de estacionamiento eléctrico, tapicería en piel, faros de LED y sensor de lluvia.
En lo referente a seguridad, deja atrás sus complejos de abaratamiento y por fin incorpora de serie control electrónico de estabilidad, cabeceras delanteras activas, bloqueo electrónico de diferencial y seis bolsas de aire en todas sus versiones. El Highline suma detector de cansancio, monitoreo de punto ciego y alerta de tráfico cruzado trasero.
La plataforma es nueva y sólo va con motor turbo
Ha tardado, pero finalmente el Volkswagen Jetta recurre a la plataforma modular del grupo, compartida con Tiguan, León, Ateca, Golf y un etcétera muy largo. Con esto se consigue una mejor calidad de marcha y una reducción importante de peso. Se despide de la suspensión trasera independiente —que finalmente sí incorporó al final de su vida generacional anterior— pero lo resuelve con un vehículo muy bien balanceado en términos dinámicos.
Si bien el enfoque americano supone una suspensión ligeramente más blanda de lo que acostumbramos en vehículos alemanes, el Volkswagen Jetta y su plataforma MQB mantienen esa chispa de vehículo europeo. La dirección es precisa y el auto se planta correctamente en el asfalto, aunque en zona de curvas se presenta un subviraje evidente, sin que llegue a penalizar la sensación de seguridad.
La respuesta del 1.4 TSI es buena, pero abajo de 2,000 revoluciones se siente ahogado. La transmisión no ayuda.
En realidad, su margen de mejora queda en lo que la marca nos presenta como una ventaja: el motor. La naturaleza turbo de este bloque de 1.4 litros —compartido con el largo etcétera de hace dos párrafos— supone una dosis extra de diversión al volante y menores consumos. En teoría. Es abismalmente superior que el propulsor atmosférico de 2.5 litros que reemplaza, sin embargo, el retraso en la entrada del turbocargador acaba con la magia.
Por debajo de 2,000 revoluciones, el auto se siente ahogado; por encima, entrega abruptamente el par y obliga a calcular incorporaciones en ángulo de 90º. Cuando la "patada del turbo" llega con las llantas giradas, el control de tracción debe intervenir.
Este motor está presente en otros modelos de Grupo Volkswagen, pero es en el Jetta donde más se percibe el retraso en la entrada del turbo. La razón se debe a que esos otros modelos utilizan una transmisión automática de doble embrague (DSG), mientras el Jetta se queda con una automática convencional (Tiptronic), que aunque cumple correctamente su función, no es la más hábil para mitigar el efecto del turbolag.
La necesidad de abusar del acelerador para contrarrestar la ausencia del turbocargador en la zona baja del tacómetro termina penalizando el rendimiento de combustible. No convierte al Jetta en un sedán tragón, pero tampoco lo deja con los brillantes 12 o 13 km/l que hemos obtenido en Golf. Durante nuestra prueba, el Volkswagen Jetta 1.4 TSI promedio 9.6 km/l en ciudad.
El Volkswagen Jetta 2019 vuelve a ser recomendable, pero no es el único
A principios del milenio, sólo el Chevrolet Astra llegó a hacerle un poco de sombra al Volkswagen Jetta. El paso de los años trajo nuevos y más rivales. Algunos se han retirado de la contienda y otros se han fortalecido. Así, hoy debe enfrentarse con al menos otros ocho sedanes compactos con todo tipo de especialidades: conducción divertida, motores eficientes, buena relación valor/precio o buenos acabados.
¿El nuevo Jetta es recomendable? Sí. Es amplio y seguro, ofrece buenos acabados y mantiene una conducción divertida. Su problema —como lo fue en el Jetta IV— es el precio. La versión Highline, con etiqueta de 427,220 pesos, se coloca como uno de los más costosos del segmento. Quizá la versión de entrada, con precio de 333,270 pesos, sea la más interesante por la relación costo/beneficio. Lo cierto es que hoy hay modelos con una relación valor/precio más competitiva y que por ser más baratos no necesariamente son menos interesantes.
8.5
A favor
- Los acabados son de lo mejor del segmento.
- Es cómodo, pero sigue siendo divertido de manejar.
- El sistema de infotenimiento es muy avanzado.
- Por fin cumple en materia de seguridad.
En contra
- Hay mucho retraso en la entrada del turbo.
- En EE. UU. no lleva esta transmisión de seis cambios.
- Son 427,220 pesos y seguimos hablando de un Jetta.
Volkswagen Jetta Highline
$427,220
- Motor: 4 cilindros turbo de 1.4 litros
- Potencia máxima: 150 hp @ 5,000 rpm
- Par máximo: 184 lb-pie @ 1,500 rpm
- Transmisión: Automática de 6 velocidades
- Tracción: Delantera
- Frenos: Disco / Disco
- Peso: 1,393 kg
- Velocidad máxima: N.D.
- Aceleración de 0 a 100 km/h: N.D.
- Suspensión delantera: Independiente tipo McPherson
- Suspensión trasera: Semi-independiente
- Longitud: 4,697 mm
- Cajuela: 510 litros
- Consumo en ciudad: 9.6 km/l
- Consumo en carretera': 23.5 km/l
- Consumo combinado': 18.6 km/l
- Emisiones de CO2': 127 g/km
- Capacidad del tanque: 50 litros
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La noticia Volkswagen Jetta 2019, a prueba: el ídolo de México se reivindica fue publicada originalmente en Motorpasión México por Gerardo García .
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