El pastel de los B-SUV ha cautivado el apetito de casi todas las marcas de autos en México. Faltaba Volkswagen. El T-Cross responde a ese hueco en la gama, colocándose como el SUV más pequeño de la marca y con el ojo puesto en clientes jóvenes, esos mismos a los que Kicks, Trax, Soul y compañía también coquetean.
Volkswagen va muy en serio con este nuevo modelo, mucho más en serio que con Virtus. La magnitud de su esperanza en el T-Cross queda claro desde la composición de su gama, con tres versiones (Trendline, Comfortline y Highline) y dos ediciones especiales (Edición de Lanzamiento y Edición Especial).
Los 4.19 metros que mide T-Cross se reflejan en las proporciones del diseño, que es cuadrado y atractivo. Hay elementos muy propios de Volkswagen, como el frente horizontal y la cintura bien definida, pero también nos encontramos con elementos que rompen el molde, sobre todo en la parte trasera.
Las luces principales de la parte trasera son cuadradas como en los Volkswagen de toda la vida, pero ahora van en acabado gris y vuelven a esa moda de unirse en una sola pieza por todo lo ancho del portón trasero. Es, quizá, uno de los modelos con más personalidad que Volkswagen vende en México actualmente.
Un interior más a tono con la calidad global de Volkswagen
Si creías que al interior te ibas a encontrar lo mismo que en Virtus —yo lo creía—, te tengo noticias: no es así. La calidad en la cabina del T-Cross va mucho más a tono con el estándar de calidad global de Volkswagen.
Es cierto que todas las piezas son rígidas, tanto en este T-Cross hecho en Brasil, como en el que se fabrica en España para Europa. También es verdad que se extrañan piezas suaves que sí encontramos en algunos de sus competidores. La buena noticia es que ese plástico claro de aspecto económico del tablero de Virtus fue reemplazado por una pieza negra de mucho mejor apariencia.
El inserto blanco mate que domina el tablero, el acabado brillante de la pantalla y los insertos "metálicos" en el perímetro de algunas piezas realzan la percepción de calidad. El tablero, además, lleva iluminación ambiental que da un efecto flotante y la luz de domo en la cabina es de LED.
A nuestro garaje llegó la versión Highline que, a decir verdad, está entre las más equipadas de la categoría. Entre lo más relevante, se incluye asistente de estacionamiento automatizado, sensores de proximidad de 360º, cuadro de instrumentos digital, faros de LED, techo panorámico, tapicería en cuero, climatizador automático, espejo retrovisor electrocromático, infotenimiento con pantalla de 8" y llave inteligente.
La única ausencia importante que percibí fue el monitor de punto ciego, que quedó fuera de la configuración para México y que definitivamente ayudaría a justificar mejor los $436,900 que Volkswagen pide por esta versión de T-Cross. Ya entrados en caprichos, un cargador inalámbrico tampoco hubiese estado mal.
Hablemos ahora de practicidad. El Volkswagen T-Cross hecho en Brasil es 8.9 cm más largo que el europeo. Esa longitud adicional se concentra completamente en la distancia entre ejes, dejando más espacio para la banca trasera. Hay buen lugar para pies y piernas, e incluso para cabeza a pesar de los centímetros que pueda robar el techo panorámico. La cajuela se defiende con capacidad de 373 a 420 litros.
En la parte trasera encontraremos amenidades que se agradecen mucho, como salidas de aire acondicionado y dos puertos USB de carga. Lo único que se echa de menos es un descansabrazos central atrás y quizá mejores acabados en las puertas; su composición totalmente negra desentona con el panel bitono delantero y la tapicería de los asientos.
Al volante es ágil y cómodo, pero no muy rápido
Lo mejor que tiene Grupo Volkswagen en este momento es su plataforma MQB, que a los modelos más pequeños de la gama les sienta de maravilla. En el caso concreto de T-Cross, nos encontraremos una dirección muy bien programada, con el grado exacto de precisión a altas velocidades y un buen tacto en movimientos cortos en ciudad.
La suspensión es suave, aunque la amortiguación deja saborear el estilo europeo de la marca con una actuación un tanto firme. Eso, junto a una construcción ligera, facilitan que el T-Cross mantenga la trayectoria aun en movimientos súbitos; en ocasiones, el chasís logra resolverlo por sí mismo sin necesidad de la intervención del ESC.
El chasís, en pocas palabras, es tan bueno como el de Arona: ágil, refinado, ligero, cómodo y preciso. El pecado, sin embargo, también es el mismo: el motor. Con 110 hp y 114 lb-pie, este bloque de 1.6 litros sólo es suficiente para ciudad. Quien salga a carretera requerirá casi todo el acelerador en la más mínima pendiente para mantener altas velocidades; rebases e incorporaciones requieren 50% de paciencia y 50% de prudencia.
Entendido como un auto urbano, el T-Cross cumple, aunque mirando a rivales de precio similar con potencias en torno a 140 hp, sus cifras definitivamente quedan a deber. Sus prestaciones se acercan más a las de un hatchback subcompacto que a las de un B-SUV de gama alta.
La transmisión es automática Tiptronic de seis velocidades. No es tan refinada como una DSG, pero responde a tiempo y busca el punto exacto para exprimirle potencia al motor sin castigar de todo el consumo. Para alto desempeño está el modo Sport. En uso normal en ciudad promediamos 11.7 km/l, justo en la media de la categoría.
El T-Cross entra al juego contra una docena de competidores
El Volkswagen T-Cross no lo tiene fácil. Me faltan dedos en las manos para mencionar a todos los rivales que juegan en el mismo campo. Sus mejores argumentos son la presencia de Volkswagen a lo largo del país, el alto nivel de equipamiento, la percepción general de calidad y, por supuesto, el manejo.
¿Qué le juega en contra? Un motor con prestaciones por debajo de la media y un precio elevado: cuesta $436,900. Es cierto que tenemos un muy completo sistema de infotenimiento, techo panorámico y hasta asistente de estacionamiento automatizado. El equipamiento no lo tiene tan difícil para justificar el precio, es sólo cosa del motor.
El T-Cross es una sorpresa porque por primera vez Volkswagen prueba que en Brasil puede hacer coches de calidad global. Y siendo Volkswagen la tercera marca más vendida del país, su entrada a un nuevo segmento sin duda enciende un foco rojo entre la competencia.
8.3
A favor
- Hay mucho equipamiento de confort y tecnología.
- La conducción es tan cómoda como ágil.
- Buen aprovechamiento del espacio interior.
En contra
- El motor sólo es suficiente para ciudad.
- Los plásticos interiores son rígidos y hay algunos ajustes con margen de mejora.
- Precio elevado.
Volkswagen T-Cross Highline
$436,990
- Motor: 4 cilindros de 1.6 litros
- Potencia máxima: 110 hp @ 5,500 rpm
- Par máximo: 114 lb-pie @ 3,850 rpm
- Transmisión: Automática de 6 vels.
- Tracción: Delantera
- Frenos: Disco / Tambor
- Peso: 1,220 kg
- Velocidad máxima: N.D.
- Suspensión delantera: Independiente tipo McPherson
- Suspensión trasera: Brazo longitudinal
- Longitud: 4,199 mm
- Consumo en ciudad: 11.7 km/l
- Consumo en carretera': 20.4 km/l
- Consumo combinado': 16.5 km/l
- Capacidad del tanque: 50 litros
- Fabricado en: Brasil
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La noticia Volkswagen T-Cross, a prueba: así entra VW al juego de los B-SUV (+ video) fue publicada originalmente en Motorpasión México por Gerardo García .
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